81 años del asesinato de León Trotsky



Por Jesús Valdez. La Marx México


El pasado 21 de agosto, se cumplieron 81 años del asesinato del único protagonista vivo de la revolución de octubre que encontró su último refugio a finales de los años 30 del siglo pasado en Coyoacán, México.

Después de una campaña de linchamiento dirigida desde Moscú, y apoyada en México por el Partido Comunista y Vicente Lombardo Toledano al frente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), y dos atentados contra su vida, muere uno de los dirigentes más prolíficos de la revolución rusa y estratega de la revolución mundial que, durante la primera guerra mundial, formó junto a Lenin y Rosa Luxemburgo, un reagrupamiento de revolucionarios (en la Conferencia de Zimerwald) para oponerse a la guerra imperialista y pugnar por la derrota de las burguesías nacionales en la guerra, oponiendo la consigna de voltear las armas contra sus explotadores.


La revolución permanente


Las peticiones democráticas no pueden satisfacer nunca al partido del proletariado. Mientras la democrática pequeña burguesía desearía que la revolución terminase tan pronto ha visto sus aspiraciones más o menos satisfechas, nuestro interés y nuestro deber es hacer la revolución permanente, mantenerla en marcha hasta que todas las clases poseedoras y dominantes sean desprovistas de su poder, hasta que la maquinaria gubernamental sea ocupada por el proletariado y la organización de la clase trabajadora de todos los países esté tan adelantada que toda rivalidad y competencia entre ella misma haya cesado y hasta que las más importantes fuerzas de producción estén en las manos del proletariado.

Para nosotros no es cuestión reformar la propiedad privada, sino abolirla; paliar los antagonismos de clase, sino abolir las clases; mejorar la sociedad existente, sino establecer una nueva. 

Carlos Marx. Circular del Comité Central a la Liga Comunista [1]

La revolución permanente, en el sentido que Marx daba a esta idea, quiere decir una revolución que no se aviene a ninguna de las formas de predominio de clase, que no se detiene en la etapa democrática y pasa a las reivindicaciones de carácter socialista, abriendo la guerra franca contra la reacción, una revolución en la que cada etapa se basa en la anterior y que no puede terminar más que con la liquidación completa de la sociedad de clases. Trotsky. 1905: Resultados y perspectivas

Siguiendo las lecciones que extrajo Marx de las revoluciones burguesas en Europa de 1848-1950, el joven Trotsky formuló lo que hoy conocemos como la teoría de la revolución permanente, que no se conforma con la caída de los sectores más reaccionarios de los viejos regímenes, sino pugna por el derrocamiento de las clases dirigentes que han usurpado los procesos revolucionarios, para que el proletariado tienda el puente de la sociedad de clases hacia las tareas socialistas, es decir, arrebata las tareas de la revolución democrático burguesa (el reparto agrario y el desarrollo de las fuerzas productivas) a las direcciones burguesas y pequeñoburguesas que temen un rompimiento con el capital, o bien, actúan como sus agentes directos.

A diferencia del partido bolchevique y el partido menchevique, el joven León no concebía la lógica de la revolución por etapas, según la cual, primero habría que derrocar al zarismo y establecer un régimen de transición en coalición con un sector de la burguesía, que era poco claro desde el plano teórico desde 1909 para bolcheviques y mencheviques, hasta abril de 1917:

"La victoria de la revolución no podrá dar el poder más que al partido que se apoye en el pueblo armado de las ciudades, es decir, en una milicia proletaria. Cuando se encuentre en el poder, la socialdemocracia tendrá que contar con una gran dificultad que sería imposible superar si sólo se cuenta con esta ingenua fórmula: "Una dictadura exclusivamente democrática." Una "limitación voluntaria" del gobierno obrero no tendría otro efecto que el de traicionar los intereses de los sin trabajo, los huelguistas y todo el proletariado en general, para realizar la república.

El poder revolucionario tendrá que resolver problemas socialistas absolutamente objetivos y, en esta tarea, chocará en un determinado momento con una gran dificultad: el atraso de las condiciones económicas del país.

En los límites de una revolución nacional, esta situación no tendría salida. La tarea del gobierno obrero será, por lo tanto, desde el principio, unir sus fuerzas con las del proletariado socialista de Europa occidental. Sólo de esta manera su dominación revolucionaria temporal se transformará en el prólogo de la dictadura socialista. La revolución permanente será imprescindible para el proletariado de Rusia, en interés y para la salvaguardia de esta clase. Si al partido obrero le faltase iniciativa para llevar a cabo una ofensiva revolucionaria, si creyese que debía limitarse a una dictadura simplemente nacional y democrática, las fuerzas unidas de la reacción europea no tardarían en hacerle comprender que la clase obrera, si detenta el poder, debe poner todo el peso en la balanza, en el platillo de la revolución socialista. [2]


Vladimir Ilich Ulianov (Lenin)
Vladimir Ilich Ulianov (Lenin)

Esta cuestión fue resuelta y adherida por Lenin en sus "tesis de abril" de 1917, en un momento que las bases y la dirección tanto del partido bolchevique, como del menchevique buscaban la unificación, además de dar un "apoyo crítico" al gobierno provisional burgués que encabezaba Alexander Kerensky. Tal parecía que el exilio había hecho enloquecer al viejo del río Lena, pero la realidad, el desarrollo de los acontecimientos y la historia, darían la razón a Lenin y Trotsky. Stalin, por cierto, en abril de 1917 era partidario de la unificación de bolcheviques y mencheviques, además del apoyo crítico al gobierno de coalición burgués.

Las tesis de abril y la teoría de la revolución permanente, fueron el hilo teórico conductor del octubre rojo y la creación del primer estado obrero de la historia. Trotsky tuvo un acierto político que después fue adherido por Lenin, pero el último, contaba con una herramienta organizativa formidable para llevar al terreno de la práctica este acierto, que, sin dicha herramienta, hubiera quedado solo en eso

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Frente único antifascista: consigna táctica contra el ascenso de Hitler al poder


Ante el peligroso ascenso del partido nazi al poder en Alemania y del fascismo italiano en el preludio de la Segunda Guerra Mundial, Trotsky opuso la política de "frente único antifascista" al giro ultraizquierdista del tercer periodo estaliniano, según el cual, la revolución mundial era inminente y la socialdemocracia debía ser combatida brutalmente, esta política fue conocida como el "social fascismo". En los sindicatos alemanes, centros de trabajo, o incluso en las escuelas, podían verse batallas campales entre los militantes del Partido Comunista Alemán (KPD) y el Partido Socialdemócrata Alemán (SDP).

La política de frente único antifascista consiste en la unidad en la acción de la Oposición de Izquierda (los trotskistas) con el KPD, SDP y la clase obrera alemana para aplastar a un partido que sería el sepulturero de todos ellos: el Partido Nacional Socialista.

Pero esta no era una unidad orgánica (juntos, pero no revueltos), cada partido levantaría sus banderas, su programa y sus ideas sin dar concesiones en el terreno ideológico a la socialdemocracia y el estalinismo, al mismo tiempo que se trazaría una ruta político-militar para aplastar a Hitler cuando todavía era débil en comparación al KPD o el SDP. Una de estas iniciativas era formar batallones obreros para asaltar los locales del partido nazi, disolver sus reuniones y acabar de una vez por todas con el artífice de uno de los holocaustos más terribles que ha conocido la humanidad.

Los consejos del viejo no fueron escuchados y el fascismo ascendió al poder en Alemania sin romper un cristal. Para 1925, el partido nazi no aglutinaba a más de 1 millón de votantes en las elecciones, mientras el KPD y el SPD contaban con 11 millones de votantes y eran de lejos, superiores a los nazis.

Antes de estallar la Segunda Guerra Mundial, el recuerdo de Zimerwald reencarnado en la IV Internacional, inquietaban tanto al estado mayor nazi, como a la burocracia thermidoriana que despachaba en Moscú. De ahí la urgencia de asesinar al presidente de los soviets en 1905, comandante en jefe del Comité Militar Revolucionario que derrocó a Kerensky, fundador y dirigente del Ejército Rojo que ganó la guerra civil contra 21 ejércitos que comandaba el imperialismo.


"Al término de la guerra, el único ganador, será el señor Trotsky" [3]


Estas fueron las palabras de Hitler ante un estado mayor que temía a un septuagenario que dirigía a un puñado de hombres y mujeres, así como un reagrupamiento internacional en desarrollo.

En los años previos al ascenso del partido Nacional Socialista (partido Nazi), los fascistas agitaban por una "revolución popular" en términos de recuperar la dignidad nacional, poniendo el acento en que el 95% de la población quería una revolución. A coro lo seguía la dirección del Partido Comunista alemán [4], planteando la "revolución popular" como un medio de la "liberación nacional", despojándola de su contenido de clase. La política de "revolución popular", sería el germen de una política más monstruosa en los años venideros: el Frente Popular.


Frente Popular: Viraje oportunista de la  III Internacional


Ernest Thaelman, líder del Partido Comunista Alemán suscribió la política del "Tercer Periodo" , compitió en las elecciones de 1932 como candidato comunista en las elecciones, enfrentando en la segunda vuelta a Paul Von Hindenburg por el SPD y Adolfo Hitler en la segunda vuelta. En enero de 1933, el partido nazi gana las elecciones, entonces Thäelman da un giro de 180 grados y propone a la dirección del SPD, realizar una convocatoria a huelga general para derrocar a los nazis, no encuentra eco; en febrero, reitera en una reunión de dirección del KPD la necesidad de derrocar a los nazis, un mes más tarde es arrestado por la Gestapo, preso durante 11 largos años y ejecutado en 1944 por órdenes de Hitler.

Entre julio y agosto de 1935, se llevó a cabo el VII Congreso de la Internacional Comunista, el cual marca el fin de la política ultraizquierdista del "Tercer periodo" para dar un viraje hacia la derecha: al llegar los nazis al poder y al calor de la revolución en España, se resuelve orientar hacia la formación de "frentes populares", cuya política consiste en hacer unidad orgánica y programática con la socialdemocracia, diluyendo el programa socialista en una política de coalición con sectores de la "burguesía nacional-progresista". Esta política llevó a una coalición con sectores de la burguesía en España y Francia, por citar algunos ejemplos.

En España, triunfó la coalición electoral del Frente Popular que estaba integrado por el Partido Socialista Español (PSOE), el Partido Comunista Español (PCE), el POUM, etcétera, además de algunos partidos de la democracia burguesa o abiertamente capitalistas. Solo por citar un ejemplo, en el punto 3 del programa del Frente Popular, figuraba lo siguiente:

"III. Los republicanos no aceptan el principio de nacionalización de la tierra y su entrega gratuita a los campesinos, solicitada por los delegados del partido socialista. Consideran convenientes las siguientes medidas, que proponen la redención del campesino y de! cultivador medio y pequeño: rebaja de impuestos y tributos. Represión especial de la usura. Disminución de rentas abusivas.

No aceptan los partidos republicanos las medidas de nacionalización de la banca propuesta por los partidos obreros; conocen, sin embargo, que nuestro sistema bancario requiere ciertos perfeccionamientos, si ha de cumplir la misión que le está encomendada en la reconstrucción económica de España.

No aceptan los partidos republicanos el control obrero solicitado por la representación del partido socialista..."

Es decir, una política diametralmente opuesta a la apuesta del movimiento obrero y campesino, cristalizado en la propuesta de la Oposición de Izquierda y el programa táctico de Frente Único trazado en los primeros congresos de la Internacional Comunista.

A la desmovilización del proletariado español, seguido por el golpe de Estado de Franco y los fascistas, no hubo una fuerza capaz de revertir este proceso. En Francia también se diluyó el programa de la revolución obrera, campesina y socialista en un programa de lucha burgués.

Como añadidura, antes y después de la II Guerra Mundial, los gobiernos de países imperialistas como Inglaterra y Estados Unidos, pasaron a formar parte del "Frente antifascista", así como el gobierno mexicano y el ancestro del PRI: el Partido Nacional Revolucionario. [5]

En 1936, uno de los artífices de la campaña anti León Trotsky en México (Vicente Lombardo Toledano), es electo Secretario General de la CTM, quien 5 años más tarde entrega el poder a Fidel Velazquez por órdenes del Kremlin.

El 20 de agosto, un agente de Stalin que ya era amigo de la familia Trotsky, le muestra un artículo suyo para que lo revise, y lo ataca por la espalda. El 21 de agosto, uno de los faros más luminosos para el proletariado y la revolución proletaria, fue apagado a los 61 años de edad.

Este breve texto, es un pequeño homenaje a una parte de su vida y obra, que sin embargo, nos dejó un gran legado y herramientas para seguir orientando nuestro camino en pleno siglo XXI.


22 de agosto de 2021





[1] Marx. Circular del Comité Central a la Liga Comunista

https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/50_circ.htm

[2] León Trotsky, nuestras diferencias

https://ceip.org.ar/Nuestras-diferencias

[3] Los gángsters de Stalin. Fontamara

https://www.gandhi.com.mx/los-gangsters-de-stalin

[4] L. Trotsky, ¡Contra el comunismo nacional!: Lecciones del "Referéndum rojo. 25 de agosto de 1931. En "la lucha contra el fascismo".

https://www.marxists.org/espanol/trotsky/eis/1944-00-00-contrafascismo.pdf

[5] México: La génesis del charrismo sindical y el lombardismo del Siglo XXI

https://la-marx-mexico.webnode.mx/emancipacion/