A 5 años. Son malos los tiempos para la justicia

Por César Martínez/El Cortamortaja

5 años

¿Muchos?,¿Pocos?

No sé cómo se cuenten los años en la memoria.

Pero ahí están a cinco años los asesinos de Nochixtlán, libres.

Gabino Cué Monteagudo, Miguel Ángel Osorio Chong y Enrique Peña Nieto.

Libres también los culpables materiales, los que le dispararon a la banda. Los mandos policiacos.

Sirva este testimonio. Si, que sirva para decir.

Ni perdón, ni olvidó.

Yo con mi rabia mirándote a los ojos.

Yo tembloroso sacudiéndote, diciéndote.

¡Despierta!

¡La masacre de Nochixtlán, jamás será desmemoriada!


La guerra abierta: Terrorismo de Estado.

Y es que yo vi a la policía disparar sin humanidad y puedo dar cuenta de ello por todos los tiempos, por haber y por venir.

Espantada la sangre, espantado el cielo. Espantado yo por lo que había visto. ¡Oh, Dios!

En el calendario de la violencia quedaron registrados dos hechos graves:

Los 14 muertos de Nochixtlán y el otro asesinado de Hacienda Blanca en el municipio de Oaxaca, sin contar los otros muertos y cientos de heridos, que arrojaron Nochixtlán y los cinco puntos donde nos reprimió la policía.

Y de todo lo que vi y viví, sentí miedo. Sentí ese miedo que da la muerte. Y vi también de un velorio; el muerto que la prensa no registró.

- Vente Corta, me dijo el maestro Nicodemo.

- A dónde.

- Tú vente.

En el nombre sea de Dios, -decía el rezador mientras pasaba el brasero con el humo de copal sobre el muerto hermoso y callado que ordenaba un destino que algún día será...

En el nombre de Dios, clemente, misericordioso. Alabado sea Dios, creador del universo, soberano en el día del juicio. Solo a ti adoramos y de ti imploramos ayuda, guíanos por el sendero recto.

Entonces ya que se acabaron las reverencias, me acerqué hacia el maestro Nicodemo y le dije:

- Porque trajeron al muerto y no dejaron que la autoridad diera fe.

- ¿Para qué? -me dijo el papá del difunto- ¿para que lo descuartizaran y dijeran que murió baleado y no sé cuántas cosas más a favor de ellos?

- No maestro. ¡A mi hijo lo mato el gobierno!

¿Porque me lo mataron? Por ser joven, por ir apoyar a los maestros, nada más que por eso.

Se secó las lágrimas con las mangas de la camisa que viste su pobreza enlutada, nuestra pobreza...

¡Que dios me disculpe maestro, pero esos desgraciados, hijos del diablo, no tienen perdón, hay que ser generosos, pero no pendejos maestro!

Y míralos a cinco años de distancia; sueltos sin justicia que les llegue, sin condena por haber ordenado y llevado a cabo esta matanza.

Y cómo les va llegar la justicia, si la justicia son ellos.

Si las leyes son ellos, si la Constitución son ellos: La justicia de las 100 familias oligarcas; las que se creen los dueños de este país...

Y míralos a cinco años de distancia en sus sillones reclinables contentos de sus fechorías, con sus cargos públicos como fachadas.

Míralos bien, ¡tan cínicos, tan crueles, tan miserables, tan asesinos!. Con los solapadores haciéndolos intocables.

DE LO QUE OI, VI Y VIVI.

Entonces vi y oí a la Policía Federal Preventiva brincar y gritar retadoramente frente a los que ahí estábamos y vi también los gestos groseros que nos hacían con los brazos y manos y de todo lo que vi y oí, sentí vergüenza del actuar de la policía de mi país.

- "Orales pinches Oaxaqueños putos, vénganse jijos de la chingada, aquí van mamar verga güeyes, órale pinches indios patas rajadas, huarachudos."

Y vi también la respuesta en la bravura de mi gente, de su solidaridad en la guerra, del empuje y arrojo de los chavos de negro llamados anarcos.

Y vi entonces de la derrota que le hicimos a los federales de como corrían y me admiré y dije que como es que a pesar de que son policías de élite, se la pelan con la banda. Y dije: Olvidan estos que el Oaxaqueño antropológicamente es duro.

LOS HECHOS POR VENIR

Como eso de las nueve de la mañana del domingo 19 de junio de 2016, me entero a través de las redes sociales que ya la PFP estaba queriendo desalojar el bloqueo que tenían los compañeros maestros en Nochixtlán y que me dice Jesús Kechus que si jalábamos para allá y que le digo que no, que no tengo para el pasaje.

Entonces que pasa un compañero de los medios y me atora una cámara fotográfica en la mano y me dice medio en broma.

- Eyyy tu profesional de la violencia, vente conmigo.

Y ya como a las nueve y media de la mañana estábamos parados ya frente al seminario de la Santa Cruz, en donde veo que hay como 15 compañeros maestros y es entonces que llega la policía federal y arremete contra nosotros y nos repliega a todos los que estábamos ahí.

Y es entonces cuando ya tomo en serio mi papel y decido entre la pluma, el papel, la cámara fotográfica o agarrar mi rol de maestro de la sección 22.

Entonces digo, pues yo soy maestro y me sumo a lo que los demás hacen y empezamos a juntar llantas y a poner una barricada con los 20 que ahí estábamos y empezamos a juntar piedras y a echarle lumbre a las llantas.

Entonces es cuando van llegando más compañeros y atravesaron un camión tipo Torton blanco que venía de México y otro Torton de tipo ganadero que estaba parado ahí en ese momento.

Ya ahí empezaron a llegar más compañeros de varias delegaciones de los Valles Centrales.

Entonces empezamos avanzar hacia la altura de CAPUFE, ahí los federales nos arrebataron en la refriega una camioneta de la sección 22, la destruyeron con una furia y un odio y le pusieron un letrero con spray que decía: PUTOS OAXAQUEÑOS; así en mayúsculas.

- ¡Utaa! madre... eso fue lo que le enchiló a la raza y calentó a la banda y se fue contra ellos, contra los federales que salieron huyendo y se fue la banda sobre el CAPUFE a incendiarlo...

Ahí vi la decisión y la bravura de la gente y la derrota que le propinamos a la PFP. Hasta ahí, aun no sabíamos que habían muertos en la batalla que se estaba librando en Nochixtlán. Como a las diez de la mañana nos enteramos que ya habían caído los primeros compañeros.

NOCHIXTLAN

El terror al rojo vivo en las calles de Nochixtlan. Y ni así, ni en esa desventaja le bajó el pueblo Mixteco; los Ñuu Tsavi, los hijos del flechador del sol: Dzahuindanda, que lejos de amedrentarse, tocaron las campanas y se les sumó el pueblo.

Eran rifles de a de veras disparando sobre la gente, cazándolos como si fueran conejos, así como cuando se mata un animal que va corriendo por el monte.

- Al de rojo, al de rojo, se gritaban los policías entre sí. (Así lo registra el vídeo)

Y paf, paf,paf el ruido de las balas y cayó muerto el compañero de Nochixtlan, sin mayor pecado que el haber ido a sumarse a una bloqueo carretero y apoyar a los maestros.

HACIENDA BLANCA.

En la Hacienda Blanca a escasos 800 metros del CAPUFE, se colocó una de las barricadas más grandes, donde llegaron maestros de todas las regiones, en donde atravesamos dos pipas, un carro de gas que iba con los tanques vacíos.

A trescientos metros, se pusieron otras barricadas con unos carros viejos que estaban en un deshuesadero.

Hasta ese lugar fueron los compañeros y entre todos sacaron empujando los carros viejos y los colocaron sobre la carretera como barricada.

Dentro de esos carros viejos había muchos chalecos de policías en mal estado y los maestros se las fueron poniendo; por eso es que en las fotos muchos aparecen con esos chalecos ya usados puestos.

Ahí es cuando ya se empezó a llamar al pueblo a través de las campanas de las iglesias, para reforzar las barricadas, que empezaron a llegar con palos, cuetones, piedras, aguas, tortas.

Llegaban camionetas enteras llenas de llantas usadas para ponerlas en las barricadas y prenderles lumbre.

Llegaban niños, incluso personas ya avanzadas de edad a sumarse al bloqueo carretero.

Ahí se empezaron a quemar más llantas y quebrar las ramas de los árboles y a arrancar pasto para echarle hoja verde sobre la lumbre para hacer humo blanco y correr de ese modo a los helicópteros, que ya empezaban a darle vuelta a la barricada de Hacienda Blanca.

Ahí apareció el primer helicóptero a volar en círculos sobre las barricadas y ya los compañeros les empezaron aventar cuetes, en donde por poco uno de estos cuetes le pega al helicóptero.

LA REPRESIÓN: EL COMIENZO DE TODO UN INFIERNO.

Ahí comprendimos que las piedras y los cohetones no eran suficientes para enfrentarse a los fusiles de la policía.

Es entonces cuando aparece de nuevo el helicóptero y empieza a intimidarnos y a volar cada vez más bajo sobre el puente de Hacienda Blanca y sobre las barricadas y empieza a tirar gases lacrimógenos sobre las casas de los vecinos. En la tercera vuelta que da el helicóptero ya fueron directo sobre nosotros.

Ahí es cuando ya empieza a llegar la policía por tierra, que venían de marca los compañeros de Nochixtlan y nos empiezan a tirar muchos gases ahí le aguántanos como tres horas de batalla o más.

Como a las seis y mediavdecla tsrde empezó lo más fuerte, empezaron los helicópteros y la policía federal sobre nosotros, la gente nos llevaba toallas sanitarias mojadas de vinagre eso nos ayudó mucho.

Es el enfrentamiento en la desventaja

Palmo a palmo fue la batalla. Retrocedía la policía uno cien metros, nos íbamos sobre ellos y luego recuperaban terreno y así. Aquello era una batalla, en donde no había ni vencedores, ni vencidos.

Aquello era un campo de guerra donde veías, celulares tirados carteras, zapatos, zapatillas, ropa, playeras sobre el pavimento de Viguera, Santa Rosa, Pueblo Nuevo, que iban cayendo conforme corríamos.

Pareciera que estaban filmando una película de guerra o viendo un reportaje del medio oriente, era un infierno aquello, con la diferencia que lo estábamos viendo y viviendo en vivo.

Veíamos caer las bombas de gases y como empezaban a girar sobre el piso aventando aquel humo blanco y como los jóvenes de negro, los más atrevidos la tomaban con sus manos y se las regresaban a los federales, otros pateaban las bombas así como iban cayendo se las regresaban.

Ahí vi del valor de muchos, del enfrentamiento en la desventaja. Vi también el papel valioso que jugaron los chiflidos en esta batalla. De repente oías que alguien te pegaba un chiflido y era como decirte aguas que por ahí vienen.

Por eso es bueno que los niños aprenda a chiflar y no prohibirlos en las escuelas. Es el modo de nuestros pueblos.

La policía venía con todo, venía usando cuetes.Los cuetones salían disparados de ambos lados. Llegó un momento en que llegamos a replegar a los policías hacia el crucero de Hacienda Blanca.

Entonces los policías se reagrupaban y venían con más gases y los helicópteros volaban más bajo y empezaban a proveer de más gases a la policía federal y a arrojar sobre nosotros más gases y es cuando nos empezamos a separar y es cuando la policía aprovecha ese instante para dispersarnos y muchos compañeros iban un poco asustados por el vuelo bajo de los helicópteros como a diez metros sobre nuestras cabezas.

Yo sentía que toda la cara me ardía, no podía ver y sentía yo una presión fuerte en el pecho como si tuviera asma.

Cuando levantan el vuelo los helicópteros los compañeros aprovechaban para levantar piedras y aventárselas. Vi a muchos compañeros ayudarse pasándose el refresco de coca cola o vinagre para contrarrestar los efectos de los gases.

Cuando arrecian los gases muchos empezamos a correr entre aquel humo blanco, unos hacia las casas, otros hacia los cerros. A muchos en las casas les daban alojamiento, eso ya fue como a las seis de la tarde.

Corrimos para salir caminando hacia Viguera a donde está el monumento a Juárez y ahí ya fuimos apoyar a los compañeros porque ya la policía venia por la gasolinera que está a unos quinientos metros rumbo a México.

Ahí había muchísima gente apoyando. Muchos estudiantes y mucha gente del pueblo que empezó a quemar un tráiler. Estaban enardecidos porque ya sabían que habían muertos en Nochixtlán y lo que nos tenia furiosos, fue saber de la muerte de un niño estudiante de secundaria, muerto en Nochixtlán por manos de la policía..

En el monumento a Juárez que está en Viguera ya nos estábamos dando con los federales y llegaron los chavos banda de las colonias y decían: somos pueblo.

Entonces ya escuchamos ya los disparos y ya nosotros lo que hicimos fue irnos por la orilla de la carretera porque la policía ya tiraba a matar, ahí en ese lugar ya venían más policías.

Ya con la adrenalina ya no sabe uno que hacer, estábamos frente a frente y queríamos ir contra el pelotón más pequeño, fue cuando tiraban las balas y nada más oías paf, paf , paf que te pasaban cerca de la oreja o de la cabeza.

Vi también cuando le cae y le explota una bomba en el pie a un compañero, el gas le cayó sobre la pantorilla que le rebano toda la carne se quejó y dijo:

- "Ya me dieron en la madre".

Y su pantalón se empapo de sangre, entonces se alzó el pantalón y era una imagen de miedo y veía que todo el cuero de la piel estaba colgado, yo traía un palestina amarrado al cuello y me la quite para amarrarle la herida para que no siguiera sangrando, de ahí le dije que se orillara y esperara una ambulancia.

Ya eran como las seis y media de la tarde. Ya empezaron a llegar los médicos y las ambulancias y ya empezamos a salir hacia el COBAO. Del COBAO de Viguera ya caminé solo, ya me había quedado solo, ya era las diez de la noche y ya estaba yo cansado 12 horas de caminé y corre.

Ya venía yo caminando por Brenamiel cuando me entero que ya habían matado al muchacho que aparece con un balazo en las tetillas y que tiene un tatuaje en el brazo.

Lo recuerdo porque el anduvo al inicio en la revuelta y era muy entrón, pero temblaba de miedo.

Entonces un muchacho vestido de negro le dijo:

- ¡Si eres puto no te metas!

Y él decía que todos éramos pueblo y que teníamos que luchar; lo reconocí por el tatuaje que tenía en el brazo y porque tenía puesto una playera de color gris sin mangas.

Entonces me senté y una señora me vio pujando y me preguntó si era yo maestro y me pregunto que me había pasado y ya le conté que venía yo de Hacienda Blanca.

Y me dijo; ustedes son los únicos que le pueden hacer frente a esos jijos de su pinche madre.

Al final del día mientras las editoriales de los diarios locales y nacionales controlados por el gobierno hablaban de un enfrentamiento donde hubo nueve muertos y unos cuantos heridos, los medios libres daban cuentan de 15 muertos y centenares de heridos y lesionados.

Denunciábamos que esto era una masacre

A los medios libres se nos debe la gracia del haber surcado el camino que permitió difundir la historia que atestiguamos.

Y todavía salió Gabino Cue y Osorio Chong diciendo que la policía federal no llevaba armas y que nunca había disparado ningún tiro en Nochixtlán.

Las fotos y vídeos que se subieron a las redes sociales les refregaron en la cara al gobierno el circo y

teatro que habían montado..

Los hechos estaban hablando por sí mismo. Son malos los tiempos para la justicia. En esta Patria mancillada, en tiempos de canallas, la Ley es prófuga de la Justicia.

Entonces ya. que ella me vió, me sonrió y me dijo: Eres de lo que no hay.