La amistad, el amor, la pareja y la familia en la vida militante

Presentamos a continuación, un texto del marxista argentino Nahuel Moreno sobre la amistad, el amor, la pareja y la familia en la vida militante. Este es un fragmento de un documento llamado "la moral y la actividad revolucionaria", en la cual, el autor realiza un fuerte llamado de atención ante las prácticas espontaneístas y desleales dentro del partido revolucionario. Es así que Moreno lucha por un "programa de transición moral" en torno a una base principista y de lealtad. El pasaje citado, es uno de los más bellos que se pueden encontrar en la obra del autor.
Lo reproducimos a continuación, como una aportación teórico práctica frente a las contradicciones que aparecen en la vida cotidiana en la vida de las y los militantes que luchan por cambiar radicalmente las condiciones de vida de la clase trabajadora, esta lucha empieza en el día a día y debe construirse sobre una base principista.
Por Nahuel Moreno*
Si la vida en el mundo y dentro del partido nos impone obligaciones morales específicas, lo mismo ocurre con las relaciones subjetivas, íntimas, y al mismo tiempo más concretas la amistad, el amor, la pareja y la familia. Estas son nuestras relaciones diarias, concretas, de persona a persona. Son las relaciones sociales más atomizadas, pero no por ello dejan de tener como toda relación social, su moral. Esta también es mediada por la condición de militantes, pero con sus características específicas.
Antes que nada, esas relaciones no tienen por qué ser relaciones entre militantes. Aunque esto puede provocar, mejor dicho, provoca, situaciones conflictivas, estas pueden superarse, inclusive logrando que el polo no militante de la relación se transforme en militante rompiendo la relación o logrando un equilibrio relativo. Cada una de estas relaciones tiene sus obligaciones morales bien precisas. Todas ellas se caracterizan por establecer relaciones que ligan lo individual, cultural y en algunas de ellas lo biológico. Por eso es el sector más alejado de la macro sociedad, como dicen los sociólogos. La relación no es esencialmente política, como en el partido, ni las relaciones objetivas que se nos imponen, como la de la lucha de clases.
La primera de estas relaciones es la de la amistad. Es la de un militante con otro militante o con quien pueda no serlo. Esta relación se establece por un pasado, afinidades, afanes o actividades comunes, muchas veces por una combinación de todos estos factores Se logra así un vínculo mucho más estrecho y concreto que el existente entre militantes. Si la amistad entre éstos, el ideal moral, es la relación ya histórica entre Engels y Marx.
Todo lo que hemos dicho sobre las relaciones de compañerismo dentro del partido adquieren aquí una nueva dimensión, porque ya no solo la vida y personalidad del otro es mucho más que la de uno, sino que sus propios problemas personales, sus afanes, o muchos de ellos valen tanto o mas que los nuestros, se establece un vínculo de afanes, preocupaciones comunes, a todos los niveles, que obligan casi al considerar al amigo, el otro de uno y al mismo tiempo, más que uno. He dado el ejemplo de Marx y Engels, pero podría dar a nivel partidario la relación entre dos camaradas amigas que es un magnífico ejemplo de lo que vengo diciendo. En no tener secretos para el amigo, el consultar y resolver juntos los problemas más íntimos, es una de las obligaciones morales principales.
El amor es un escalón superior de las relaciones interpersonales, ya que complementa o enriquece la amistad en su nivel más alto, con las afinidades sexuales y sentimentales.
Si no se da a nivel de militantes puede ocasionar contradicciones parecidas a las existentes entre los amigos que están en la misma situación. Pero si es entre militantes me da pena no ser un buen escritor para reflejar en todo su vuelo lo que ello significa de hermoso, profundo, valedero. Creo que aquí empezamos a lograr las más altas relaciones interpersonales que ha dado la historia, porque el amor entre compañeros, supera todos los niveles de esa categoría humana que recién fue descubierta en la Edad Media y que ha tenido un desarrollo azaroso a través de la historia.
En nuestro movimiento, gracias a él, esta categoría puede lograr su pleno y total desarrollo. Es una unidad, equilibrio muy delicado de tipo biológico, sentimental, intelectual, personal y político partidario. La principal obligación moral frente al amor es ser consciente que se lo construye permanentemente, que no es algo estático, sino dinámico, una unidad dinámica que siempre se está desarrollando.
Tenemos frente a él todas las obligaciones de la amistad, con los agregados sentimentales y sexuales individuales, que nos plantea el carácter especifico de esta unidad. Pero el amor es un equilibrio delicado, como ya hemos dicho. Cuando se solidifica surge la pareja y la familia, como una estructura mucho más sólida.
La pareja es la estructura monogámica a la cual le da basamento el amor. La pareja es el ideal como moral y estructura interpersonal, la máxima expresión. Es el surgimiento de una unidad que fortalece y estabiliza a los dos componentes que multiplican sus fuerzas como consecuencia de esa unidad superior. Las obligaciones morales entre los miembros de la pareja son casi totales. Es la síntesis de todas las otras obligaciones morales interpersonales, pero enriquecidas y profundizadas. La familia, los hijos, es la ampliación de esta pareja, y plantea problemas de otro tipo que sería largo analizar aquí.
Todas estas estructuras si son auténticas, fortifican la militancia partidaria, porque fortalecen la personalidad y el desarrollo del militante, qué mejor que tener una compañera estable, militante, totalmente integrada con uno, que nos permite consultarle todos los problemas, como ella hace con nosotros, que nos permite tener solucionados todos los problemas individuales, de todo orden, desde los biológicos a los culturales, para tener la moral y el tiempo suficiente para militar. No son estructuras antagónicas, sino complementarias.
Porque entre el partido y sus militantes y estas relaciones se establece una relación única, específica y diferente. Es el terreno de la moral subjetiva la que tiene que ver con nuestra militancia objetiva en los sindicatos y en la clase.
El partido vela e interviene directamente en los aspectos morales objetivos expulsa sin miramiento al compañero que carnerea una huelga. En el terreno interpersonal, la intervención partidaria es indirecta, y mucho más sutil, cuidadosa, a través de la opinión o reprobación partidaria, ya que justamente por ser relaciones interindividuales, la dinámica y relaciones que se establecen son únicas, concretas, que requieren apreciaciones también únicas. Esto quiere decir que el partido tiene más que normas, que también debe tenerlas, tendencias, consenso.
Por eso el partido, sus militantes, deben tender a defender con todas sus fuerzas las parejas que vayan construyendo y haciendo presión por la vía del convencimiento moral de la necesidad de estas parejas. Sólo en situaciones excepcionales estas tendencias morales en favor del amor y la pareja, pueden transformarse en normas estrictas de tipo objetivo. Por ejemplo, la norma moral de los guerrilleros vietnamitas de impedir las relaciones sexuales entre guerrilleros para impedir el embarazo de la guerrillera, es perfectamente lícito.
La de evitar el encornudamiento burgués en situaciones críticas, como prisión o persecución de compañeros, utilizando justamente esa situación, principalmente por compañeros de dirección del partido, también puede ser transformado en norma o por lo menos que haya consenso moral de falta grave. Pero en líneas generales en este terreno la moral es más subjetiva que objetiva, actúa por presiones y tendencias más que por normas estrictas.
Hemos precisado la línea partidaria y de los militantes frente al aspecto moral que debemos observar con referencia a una serie de estructuras interpersonales que el partido considera muy útiles, progresivas y necesarias. Nos falta precisar qué línea debe tener el militante interesado que constituye esas estructuras.
Este compañero, debe ser más cuidadoso que nadie, ya que tiene además de sus obligaciones como militante, las morales que le derivan de su carácter de compañero o amante de una mujer o de una compañera. Su relación esta medida también por su carácter militante. Tratar de elevar a su pareja, si la relación entra en crisis evitar que frustre el progreso de cada uno de los integrantes, evitar la promiscuidad antes de empezar una relación, tratando que ésta sea lo más seria posible desde sus inicios, con perspectivas.
Cuidar antes de empezar esa relación amorosa si la otra parte saldrá beneficiada o perjudicada. Siempre, en todo momento, como el militante, no pensar en el, sino en la otra parte, respondiéndose las preguntas, ¿la ayuda?, ¿la perjudica?, ¿qué hago para que se supere?, ¿son ganas, deseos lo que tengo y la observo y considero como un objeto o por el contrario mis ganas están mediadas por mi moral de militante y además y principalmente creo que puedo estructurar algo serio, que la beneficie a ella y a mí, que nos supere a ambos? Estas preguntas morales son las decisivas y el solo hecho que se las planteen significa un comienzo de solución a este problema.
Porque cuidar todos esos aspectos por parte de todos, el partido, sus militantes y las partes interesadas, es parte esencial aunque muy sutil de nuestra militancia. Trotsky llama a la familia de los revolucionarios la retaguardia de la revolución. Me parece un acierto del viejo, aunque lo definió en una situación histórica distinta a la nuestra, que constreñía el concepto.
El se refería esencialmente a la familia amplia, patriarcal, rusa, las madres, padres, hermanos. En la patria de don León la familia patriarcal era muy fuerte. Todas las clases rusas, desde la burguesía hasta la baja nobleza, pasando por todos los explotados, estaban en lucha contra el zarismo. Era lógico que las familias patriarcales consideraran y ayudaran a sus hijos como vanguardia de la lucha general y común de todos contra el zarismo.
Pero en la sociedad moderna, la familia patriarcal ya no existe más, y gobiernos como el ruso, tampoco. Veamos la realidad de nuestro partido. Lo común es que los familiares de los compañeros presos, perseguidos, se laven las manos o den una ayuda pequeña, salvo excepciones. No por esa nueva realidad el concepto de Trotsky pierde su riqueza, por el contrario, adquiere una nueva magnitud.
El rol que cumplía la familia rusa de apoyar en todos los aspectos no políticos al luchador, desde sentimental hasta material, lo puede y debe cumplir ahora relaciones interpersonales adquiridas y no heredadas, como la amistad, el amor, la pareja, la familia. Sólo quienes hemos estado presos o perseguidos sabemos bien lo que significa esa retaguardia moral y sentimental. Fortificar esa retaguardia es una obligación partidaria de primer orden.
El compañero o compañera preso o perseguido no debe sentir sólo la solidaridad política y organizativa del partido o del movimiento de masas. De política no solo vive el hombre, sino que debe sentir el apoyo amoroso, más amoroso que nunca de su amor, pareja y como el partido, más cariñoso que nunca, de sus hijos y amigos. Quien no actúa así o trata de que no se actúe así es un traidor moral, si es un viejo compañero, y/o un inconsciente si es un compañero nuevo.
El militante por el hecho de serlo no deja de ser hombre o mujer, con necesidades biológicas y culturales bien precisas y acuciantes.
Hemos llegado al primer escalón del sinceramiento moral del militante con él mismo, de mirarse al espejo y sacar conclusiones de cómo actuar con él mismo. Empezando con las grandes necesidades, la comida, el vestido, el sexo, principalmente éste, la gran moda entre algunos sectores partidarios "antidogmáticos".
Aquí como en todos los otros niveles, la mediación para solucionar esas necesidades biológicas pasa por el carácter de militante. ¿La solución de esa necesidad biológica de tal forma, beneficia o perjudica al partido y a la revolución? Es la pregunta moral que tiene que formularse, dándole una respuesta adecuada.
Ha sido costumbre de algunos sectores del movimiento latinoamericano en viejas épocas, principalmente cuando iban a Chile, solucionar ese problema a través de las casas de tolerancia, hablando claro a nivel de las prostitutas, por ejemplo. Esa solución del problema siempre la consideré escandalosa moralmente, ya que la prostitución también es una relación y no un acto individual en el que intervienen dos elementos, el que paga y el que cobra, de los dos, el culpable principal o el único, es el que paga. Los compañeros que pagaban una prostituta estaban cometiendo un acto repugnante de tipo moral, desarrollando una de las instituciones más repulsivas de la sociedad de clases.
Pero ese caso extremo no elimina los otros, los ( ), los que se dan dentro del partido. Hay compañeros que tienen o han tenido la moral de los combos, aprovechar cuanta fiesta partidaria o reunión hay, para ver a quién se pueden encamar. Esto por la actual dirección de los combos había sido transformado en una religión se hacían fiestas especiales para practicar la promiscuidad, que terminaban con encamadas casi colectivas, con un reparto, démosle el mérito bastante equitativo de posibilidades, no quedaba nadie fuera de él.
En nuestro partido por la campaña de la dirección, en especial por las compañeras dirigentes de estudiantil, que fueron las primeras en levantarse indignadas contra las acusaciones que se les hacían por parte de estos canallas, que justamente practicaban esa moral, el asunto es más disimulado, pero bajo la piel de corderos se esconden todavía muchos lobos.
Porque hay extremos donde la condición de marxista nos exige la no satisfacción de las necesidades biológicas, como el hambre o el sexo o culturales más primarias como la vestimenta o la vivienda.
Cuando los presos revolucionarios hacen una huelga de hambre, cuando el compañero revolucionario va preso, tanto él como su compañera, dejan de satisfacer algunas de las más apremiantes necesidades biológicas, pero este recorte de su personalidad esta totalmente justificado por las necesidades de la lucha. Porque nuestra moral no es una moral de la inmediatez biológica, hacemos lo que nuestras necesidades biológicas exigen y nos damos los gustos en vida, sino una moral mediada por nuestro método y nuestra militancia, que nos exige antes de cualquier acto mucho más si ese acto entra dentro del campo moral o político, que tengamos línea aunque sea provisoria.
Por un programa de transición moral
Sistemáticamente en este trabajo hemos señalado que podemos tener algunos puntos en común con el espontaneísmo en el terreno moral. Aparentemente es una contradicción pero lo es solamente para quienes tienen una concepción formal y abstracta de la moral, no para nosotros que la creemos relativa. Concretamente con el espontaneísmo no solo coincide en algunos momentos en el terreno político, sino también en el moral.
Esto obedece a razones de método y programa. Todos sabemos que la aplicación programática de la teoría de la revolución permanente es el programa de transición. Programa que es político, para la acción del movimiento de masas. Pero que también sirve como técnica para cualquier acción, como ocurre con la teoría que le ha dado origen, la de la revolución permanente. La acción moral no es una excepción. Al programa de transición no lo caracteriza solamente el tener tareas mínimas, transicionales y máximas. Ni tampoco el carácter de esas consignas democráticas, económicas, políticas, poder militar, etc. Sino el que algunas sean negativas y otras positivas.
Hace años que planteamos este problema de las consignas negativas y positivas. Como tantas otras cuestiones teóricas nunca he tenido posibilidad de explorarlas y desarrollarlas a fondo. Sin embargo la idea general es sencilla hay consignas de carácter negativo, contra algo, y otras positivas, por algo. Un ejemplo: abajo Ongania es negativa Por una constituyente positiva. La que mas abarca es la negativa por eso es la que provoca una movilización más revolucionaria o multitudinaria en el fondo no da salida solo abre el camino, sendero para las soluciones positivas.
En el terreno moral hay no solo consignas mínimas y de transición sino tanto negativas, como positivas. Decimos todo esto para comprender justamente nuestra posición frente al espontaneísmo. Esto es un fenómeno y una consigna relativamente positiva en lo político porque sus consignas iban contra los aparatos que controlan el movimiento de masas y por la independencia y libre movilización de estas. Por lo tanto entraban dentro de nuestro programa de transición.
El luchemos independientemente de los grandes aparatos luchemos y luchemos como se nos de gusto y ganas la esencia programática es el espontaneísmo entre como una consigna de transición relativamente correcta dentro del movimiento de masas en un momento dado, cuando estas comienzan o ya están movilizadas por arriba de los grandes aparatos. Seria una pedantería sectaria que en nombre de todo nuestro programa de transición no comprendiéramos, apoyáramos e incorporáramos estas consignas y movimiento a nuestro programa y acción en este momento. Con el problema moral ocurre algo parecido.
El espontaneísmo, en determinadas condiciones, juega un rol positivo como consigna de transición Es esencialmente una consigna negativa, como en lo político Si en lo político va contra los aparatos burocráticos del movimiento de masas, en el terreno moral va contra todas las trabas, tabús, reflejos condicionados, hipocresías de la sociedad burguesa, heredadas de la propia sociedad neocapitalista. Abajo la moral y los prejuicios burgueses, abajo toda moral, los gritos de batalla del espontaneísmo es útil y progresivo en un sentido. Veamos cuál.
Como toda consigna de transición, en este caso moral, depende en qué momento se la aplique para saber su utilidad al proceso revolucionario. En la medida que significan para un simpatizante, un conocido, un grupo, un militante recién llegado o roído por el peso de los fetiches o tabúes burgueses, un punto de ruptura con la moral burguesa en la sociedad de abundancia del neocapitalismo, es una consigna moral utilísima y necesaria.
Que cada cual haga lo que quiera, que no tenga ningún prejuicio burgués, que lleven hasta sus ultimas consecuencias el propio individualismo burgués, que sean honestos con ellos mismos, empezando con su propia naturaleza, es una consigna democrática, que compromete, como todas las consignas democráticas, el régimen de los monopolios en el terreno moral.
¿Moral de chiquero o una fuerte moral partidaria?
Porque una cuestión de fondo es saber si algunos compañeros se han dado cuenta que al entrar al partido han entrado a una cofradía de perseguidos, panas de la sociedad, que están contra todos los valores y falta de valores, por otros valores que consideramos mucho más sólidos, dinámicos, ricos, estables y en desarrollo.
Se trata de preguntarse si saben que les espera la muerte, la mutilación, la persecución, la tortura y que están rodeados por compañeros que esperan tranquilamente por su concepción revolucionaria todas esas perspectivas.
Se trata de saber que hay poco tiempo para el goce, que éste tiene que lográrselo como en una ciudadela sitiada por un enemigo implacable, lo que nos exige ser sumamente cuidadosos, porque todo, debe sacrificarse a mantener la moral alta de nuestra cofradía, sitiada, hambreada, perseguida. Se trata de saber si se han dado cuenta de que queremos relaciones interpersonales entre quienes son concientes de esa guerra y esa situación, porque si no se vuelven sumamente peligrosas porque pueden atentar contra el desarrollo de esa lucha implacable, que no da ventajas.
Se trata de saber si son concientes que no tenemos nada que ver con la moral de los chanchos, las ovejas y los vacunos, que nuestra moral es una moral límpida, revolucionaria, que todo lo exige del militante, a veces, en casos extremos hasta la frustración de sus necesidades biológicas y siempre la máxima consideración al compañero, al hermano de lucha. Se trata, por último, de saber si se han dado cuenta que tenemos una moral revolucionaria.
* El texto completo se puede encontrar en:
https://www.marxists.org/espanol/moreno/obras/07_nm.htm#_Toc535146298